Un coche y ciudad del futuro

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La autonomía plena de los coches nos queda algo lejos, sin embargo, la propulsión con residuos ya es un hecho y el hidrógeno está a la vuelta de la esquina. Pero los objetivos tecnológicos hoy son muy distintos a los de hace 30 años

"Kitt, te necesito…" era la llamada para que el coche fantástico, dotado de plena autonomía, corriera a echar un cable a su dueño, Michael Knight. En 'Blade Runner' los coches despegaban a propulsión y surcaban las autovías del cielo. El Delorean de 'Regreso al Futuro' funcionaba con pieles de plátano y restos de cerveza y el superdeportivo coche de Batman corría a la velocidad del rayo. Unos cuantos años después, nos preguntamos si estos coches futuristas se han hecho realidad. La respuesta es sí y no.

Retos y claves de los coches del futuro para una movilidad más sostenible

Empecemos por la autonomia. Kitt era un coche con un 'cerebro' de inteligencia artificial (IA) llevado al extremo, capaz de pensar y de tomar decisiones por sí solo. Un coche autónomo es aquel que cuenta con los sistemas informáticos que imitan a las personas en conducción y control y es capaz de percibir el entorno. Para ello, emplea tecnologías como radares, láser, visión computerizada por cámaras, sistemas de orientación e información cartográfica.

La conexión de este sistema a la nube permite predecir situaciones futuras gracias al aprendizaje automático o 'machine learning '. Hay seis grados de autonomía, según la Sociedad de Ingenieros Automotores (SAE), desde el cero, que requiere de un humano para absolutamente todo, al cinco, donde el vehículo puede conducir por sí solo y el humano solo indica el destino. Actualmente estamos entre el nivel dos y el tres . Lo de meterte a dormir en el coche y que conduzca él es algo, de momento, lejano”, explica Felipe Jiménez, catedrático y director de la Unidad de Sistemas Inteligentes del Instituto de Investigación del Automóvil (Insia).

El motivo, según Jiménez, es que, si bien los fabricantes hace unos años eran muy optimistas y preveían inminentes vehículos de nivel cuatro, estos han reducido las expectativas, "porque antes primaba el 'marketing' por encima de la técnica y la seguridad de los vehículos; hoy en día, damos la máxima prioridad a la seguridad”, de ahí la lentitud para implementar ciertos diseños extrafuturistas.

waymo coche electrico de gran autonomia

Un ejemplo de nivel tres de autonomía, lo máximo a lo que hemos llegado, es el último modelo de Honda Legend, lanzado al mercado hace apenas medio año, capaz de tomar el control de acelerador, freno y volante y de usar el sistema de navegación o cambiar de carriles mientras el conductor ve la televisión. De momento, este modelo solo se vende en Japón y en unidades limitadas.

Por su parte, Waymo, la empresa de conducción autónoma de Google, ofrece desde 2018 el primer servicio de robotaxis de Estados Unidos, en el área metropolitana de Phoenix, eso sí, de manera estrictamente supervisada para evitar posibles errores y en una sola área monitorizada.

Otro tipo de taxis, algo más futuristas, son los Spinners voladores de la película ‘Blade Runner’, que se elevaban mediante despegue vertical, volaban en modo crucero a alta velocidad y podían navegar sobre el agua. Lo más parecido que hemos conseguido es un híbrido entre un coche y un pequeño jet o helicóptero, "porque la tecnología automovilística por sí sola no puede lograr coches que vuelen. Y a la hora de ponerlos a volar tendremos que certificarlos y homologarlos como coche y como aeronave, deberán cumplir los estándares de la aviación”, apunta Xavier Prats i Menéndez, investigador aeroespacial de la Universitat Politècnica de Catalunya.


De nuevo, si pasamos de la ficción a la realidad, encontraremos el AirCar de la empresa eslovaca KleinVision, que, en apenas tres minutos, se transforma en una especie de avioneta, desplegando sus alas y cola y luego alcanza la velocidad suficiente para despegar. Puede ser también conducido por tierra. El vehículo, que aún no está en el mercado, puede alcanzar los 200 km/h y su autonomía es de 1.000 km.

Uber, por su parte, ya ha anunciado su próximo servicio de taxis voladores para descongestionar el tráfico en las grandes ciudades. Uber Elevate volará a una altura de entre 300 y 600 metros y alcanzará los 240 km/h, tendrá sus propios helipuertos y, atención, funcionará exclusivamente con energía eléctrica (con casi 100 km de autonomía).

Air car

El quid de la cuestión de la movilidad del futuro: la sostenibilidad

En este punto, el de la reducción de las emisiones, llegamos al quid de la cuestión. Porque más allá de la espectacularidad de estos vehículos de ciencia ficción, en el mundo real hay otras prioridades adicionales y, además, las de hace 30 años no eran las mismas que las de hoy”, explica Javier Ariztegui, porfolio manager del Repsol Technology Lab. De esta manera, además de interesarnos por conducir coches voladores o cuasihumanos, según Ariztegui, también nos preocupamos por que sean cómodos, eficientes y seguros, y, sobre todo, que reduzcan los gases de efecto invernadero.

La movilidad del futuro, según los expertos, requiere tiempo, y de un día para otro nos resultaría matemáticamente imposible sustituir el parque de vehículos actual por uno eléctrico. La solución pasaría por un ‘mix’ de opciones para reducir los gases de efecto invernadero. Una de ellas, más inmediata que la electrificación, está en los biocombustibles avanzados, que reducen las emisiones entre un 65% y un 100%, cuyas propiedades son similares a las de la gasolina o el diésel y permiten aprovechar los vehículos actuales.

Los biocombustibles se pueden producir a partir de residuos, ya sean sólidos urbanos (de la alimentación, el papel, el cartón…); aceites usados ​​(como los de fritura de cocina); de la ganadería (grasas animales procedentes de mataderos o de restos de la producción alimentaria) o los residuos orgánicos de la agricultura. Conclusión: no echamos la basura directamente al depósito como en 'Regreso al futuro', pero ya somos capaces de transformar esa basura en un combustible y, además, respetamos el medio ambiente.

autobús de hidrógeno renovable

Hidrógeno renovable como alternativa sostenible

Llegados a este punto no podemos olvidarnos del hidrógeno renovable, que puede obtenerse de energía eólica y fotovoltaica, como otra de las opciones para alcanzar una movilidad sostenible porque es el único que no pone límites a la energía que podemos producir, transportar y almacenar, como si ponen las baterias. Y además cubre las necesidades del sector del transporte”, expone Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2 ).

El primer elemento de la tabla periódica, además, es versátil en sus aplicaciones, que pueden ir desde los vehículos con pila de hidrógeno a la obtención de combustibles sintéticos . Especial interés están despertando los vehículos que funcionan con pila, en cuyo interior se produce una reacción química entre el hidrógeno y el oxígeno, que alimenta el motor eléctrico para propulsar el vehículo. El único subproducto resultante es agua limpia. En cuanto a los combustibles sintéticos , obtenidos a partir de la combinación de hidrógeno con CO 2, se pueden usar en los motores actuales y pueden ser clave para el transporte pesado: camiones, barcos y aviones. Destacable es el ejemplo de la aerolínea neerlandesa KLM, que ya opera vuelos comerciales propulsados ​​con queroseno sintético.

En el mercado existen ya vehículos dotados de esta tecnología de vanguardia. Toyota lanzó hace poco la segunda generación de su Mirai, que pasa de 0 a 100 en nueve segundos y es capaz de alcanzar los 175 km/h. Su capacidad de 5,6 kilos de hidrógeno le aporta una autonomía de 650 kilómetros.

Algo superior es la del Nexo de Hyundai (666 kilómetros). El más llamativo de todos por su chasis que, sin duda, nos recordará al vehículo que conducía Batman, dotado de gran velocidad y diseño futurista, es el superdeportivo Hyperion XP-1, con una aceleración de 0 a 100 en apenas 2 segundos y una velocidad punta de 356 km/h. En 2022 se comenzará la producción de los 300 ejemplares que verán la luz.

En 2022, la marca alemana Porsche pondrá uno de sus focos en la producción de combustible sintético y prevé alcanzar los 550 millones de litros para 2026. El combustible funcionará con toda clase de vehículos, desde un 911 de hace varias décadas hasta un 911 GT3 de última generación, lo que abre una puerta a la conservación de vehículos clásicos.

Detalle de un surtidor de EESS

Entonces, ¿cómo de cerca estamos de los coches del futuro?

Al final, no podemos esperar que mañana mismo haya coches voladores, ultrarrápidos o plenamente autónomos circulando por las calles. De hecho, según una encuesta de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), el 87 % de los españoles ni siquiera se plantea tener un vehículo que conduzca solo y 8 de cada 10 prefiere ir a los mandos del coche. Básicamente por dudas en la responsabilidad en caso de accidentes y miedo a estos.

La movilidad del futuro, coinciden las fuentes consultadas, es la suma de pequeños grandes avances, de ir introduciendo funciones de asistencia al conductor que le hagan la vida más fácil y cómoda, permitiéndole delegar tareas en el coche, además de mejoras que hagan el vehículo más sostenible y eficiente (uso normalizado de los combustibles renovables, baterías más longevas, más puntos de recarga eléctrica y de hidrógeno...).

Y al final, como se suele decir, la realidad superará siempre a la ficción, porque no solo se tratará de emitir menos CO2, sino de, atención, retirarlo de la atmósfera y esto ya está pasando: "Ya hay empresas que están desarrollando tecnologías para capturar directamente del aire que respiramos ese gran enemigo, causante del efecto invernadero", avanza Javier Ariztegui. Esto sí que no nos lo imaginábamos hace 30 años.

Publicado en El Confidencial