Educación ambiental

Educación para la acción

Fomentar el respeto por el medioambiente, promover su conservación y la de los recursos naturales o mitigar los efectos del cambio climático son algunas de las acciones en las que la educación medioambiental lleva tiempo jugando un papel fundamental. Su potencial va más allá del simple desarrollo de conocimientos. Impulsar proyectos de educación ambiental permite comprender mejor los desafíos actuales y proporcionar soluciones tangibles. 

La educación medioambiental, por tanto, no solo tiene un impacto a nivel individual, sino que también promueve la colaboración entre instituciones, empresas y agentes sociales colectivos o individuales. De esta forma, contribuye al desarrollo de una educación sostenible que beneficia tanto a las generaciones actuales como a las futuras. Reflexionar sobre qué significa, por qué es esencial o cómo podemos implementarla de manera efectiva en nuestra sociedad es un buen punto de partida para entender mejor su alcance. 

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¿Qué es la educación ambiental?

El Libro Blanco de la Educación Ambiental en España, elaborado por el Centro Nacional de Educación Ambiental, no deja lugar a dudas. La educación ambiental es, ante todo, “educación para la acción”, un proceso pedagógico que busca generar una comprensión amplia del medioambiente al tiempo que promueve la conservación del mismo. No se limita solo a impartir conocimientos, sino que también incentiva una conexión real con el entorno e impulsa la puesta en práctica de comportamientos responsables encaminados a la conservación de los recursos naturales.

Esta corriente de pensamiento y acción, de alcance internacional, comenzó a popularizarse a partir de mediados de los años 70. Su existencia e importancia fueron reconocidas oficialmente en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo, 1972) y, entre sus principales retos está el de “promover una nueva relación de la sociedad humana con su entorno. El fin es procurar a las generaciones actuales y futuras un desarrollo personal y colectivo más justo, equitativo y sostenible. Todo ello debería garantizar la conservación del soporte físico y biológico sobre el que se sustenta”.

¿Por qué es importante la educación ambiental?

Los proyectos de educación ambiental involucran tanto la sensibilización sobre los problemas ambientales actuales como la capacidad de identificar soluciones y fomentar acciones que mitiguen su impacto. Se trata de un aprendizaje continuo que invita a personas, instituciones y empresas a participar activamente en la conservación de los ecosistemas y la creación de un futuro más respetuoso con el entorno. 

Desde este punto de vista, la importancia de la educación ambiental radica, precisamente, en su capacidad para crear una sociedad más consciente y responsable. A través de este tipo de programas y estrategias es posible lograr una transformación en la forma en que interactuamos con nuestro entorno: ya sea mediante la reducción del consumo de recursos naturales o con la adopción de prácticas más respetuosas con el medioambiente.

La educación medioambiental proporciona las herramientas necesarias para adoptar un papel activo en su resolución de los desafíos actuales. Además, fomenta una ética de responsabilidad que va más allá del individuo, invitando a las comunidades a trabajar en conjunto para preservar el planeta.

En términos económicos y sociales, una población educada en temas ambientales dispondrá de información y criterio a la hora de apoyar iniciativas que promuevan la conservación de los recursos y el cuidado de los ecosistemas. En este contexto, la educación ambiental también puede entenderse como una inversión a largo plazo para el bienestar común. 

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Estrategias de educación ambiental en la sociedad

El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico define las estrategias de educación ambiental como “planes globales e integrales de principios y líneas de actuación, que orientan las acciones presentes y futuras en materia de educación ambiental de las instituciones, empresas y agentes sociales colectivos e individuales”.

Sobre el terreno, implementar este tipo de proyectos de educación ambiental requiere un enfoque colaborativo y versátil capaz de adaptarse a las diferentes realidades locales. No obstante, algunas estrategias eficaces al respecto pasan por:

  1. Incorporar la educación medioambiental en el currículo escolar.
    Más allá de ser la última de las normativas vigentes en el ámbito educativo, la LOMLOE o Ley Orgánica 3/2020, aprobada el 29 de diciembre de 2020 ha sido también la norma que ha incorporado la educación ambiental como una formación transversal al programa lectivo. De este modo, niños y jóvenes reciben desde una edad temprana una formación sólida en temas de conservación y protección del medioambiente no solo a través de la teoría, sino también mediante actividades prácticas como el reciclaje, la jardinería o talleres de conservación de la biodiversidad.
  2. Proyectos de educación ambiental comunitarios.
    La participación de las comunidades locales en proyectos de educación ambiental también es capaz de generar un impacto real en los ecosistemas. Iniciativas como la creación de huertos urbanos, proyectos de reforestación o jornadas de limpieza de ríos o playas, por ejemplo, no solo ayudan a mejorar el entorno, sino que también refuerzan la cohesión y conciencia social.
  3. Capacitación en empresas y organizaciones.
    Las empresas pueden desempeñar un papel clave en la promoción de una educación medioambiental. Al margen de apoyar proyectos concretos de entidades sociales u otros organismos e, incluso, implementar buenas prácticas medioambientales, pueden ir más allá. Ofrecer programas de capacitación sobre gestión sostenible de recursos, reducción de la huella de carbono o uso eficiente de la energía, por ejemplo, puede tener un efecto positivo tanto en el entorno laboral como en la sociedad en general.
  4. Concienciación y nuevas tecnologías.
    Las nuevas tecnologías son grandes aliadas en la puesta en marcha de proyectos de educación ambiental. Las plataformas digitales son una herramienta de enorme potencial para difundir información y sensibilizar a todo tipo de audiencias sobre la importancia de cuidar el entorno. Desde campañas en redes sociales, hasta la producción de documentales o el desarrollo de talleres online hay multitud de recursos que permiten acercar el mensaje y fomentar una participación activa a través de la educación medioambiental. 

Objetivos de la educación ambiental

La propia Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) fijó a mediados de los 70 -en la conocida como Carta de Belgrado-, los objetivos de la educación ambiental, muchos de los cuales siguen aún vigentes. Pese a su diversidad, todos se asientan sobre la idea de la necesidad de crear una sociedad que valore y proteja el entorno natural. A partir de ahí, algunos de los más importantes son:  

  • Crear conciencia ambiental. El primer paso para lograr cambios significativos es que las personas comprendan la importancia de proteger el medioambiente y cómo sus acciones diarias impactan en la salud del planeta.
  • Fomentar la participación activa. No basta con tener información; es necesario que las personas se involucren en la resolución de los desafíos actuales. Esto incluye desde cuestiones sencillas como el reciclaje o la reducción de residuos y la apuesta por la economía circular, hasta la defensa de políticas encaminadas a preservar la salud del planeta.
  • Promover el desarrollo sostenible. A través de la educación medioambiental, se busca que las generaciones actuales y futuras puedan satisfacer sus necesidades sin comprometer los recursos de las próximas generaciones. Esto implica adoptar prácticas que protejan los ecosistemas y minimicen el impacto humano.
  • Empoderar a las comunidades. Los proyectos de educación ambiental también tienen como objetivo dar a las comunidades las herramientas necesarias para que puedan tomar decisiones informadas y liderar iniciativas de conservación y restauración ambiental.

Fundación Repsol y Zinkers

En la base de todo cambio está la formación y en Repsol también apostamos por la educación ambiental. A través del Proyecto eWORLD, un programa educativo digital que se encuentra en la plataforma Fundación Repsol Zinkers, los docentes pueden trabajar con sus alumnos los Objetivos de Desarrollo Sostenible acercando los retos de la transición energética a las aulas. A través de una metodología de aprendizaje mixto (blended learning), el programa combina materiales y actividades online con dinámicas de grupo en el aula, acompañando así a los docentes en la nueva realidad educativa.

Algo más longevo es el programa Plataforma Educativa que, en este caso, se desarrolla en Brasil desde hace más de una década. Se trata de un programa itinerante que busca fomentar el desarrollo socioeconómico de las comunidades costeras de los estados de Río de Janeiro, São Paulo y Espírito Santo (Brasil), entre otras cosas, mediante la impartición de charlas relativas a la educación ambiental.

Unas y otras iniciativas están estrechamente relacionadas con nuestro compromiso con la promoción del conocimiento riguroso en torno a los retos de la energía. En este sentido, el impulso a la transición energética y la protección del medioambiente a través de la educación es una herramienta clave para afrontar el futuro.