Complejo industrial

Tecnologías de captura de CO2

Retos para el despliegue de las tecnologías de captura de CO2

Las tecnologías de captura y almacenamiento de CO2 (conocidas por sus siglas en inglés, CCS) permiten capturar hoy en el mundo unas 50 Mt/año de CO2 y las previsiones no paran de aumentar. Para acelerar el despliegue de estas tecnologías, la industria necesita un marco regulatorio con mayor certidumbre y una mayor colaboración público-privada.

En 2023, la capacidad de captura de los nuevos proyectos anunciados aumentó un 35% y la de almacenamiento un 70%. Sin embargo, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) considera que "aunque este impulso de los anuncios es positivo, tendrán que acortarse drásticamente los plazos de ejecución de los proyectos" para cumplir con objetivos de captura fijados para las próximas décadas, que ascienden a 2.000 Mt en 2035 y 6.000 Mt en 2050.

0:00

Para Marta González, "el reto que tenemos por delante es titánico". Entre las prioridades para lograr este salto en el despliegue de estas tecnologías, destaca "la necesidad de un marco regulatorio que dé certidumbre a las empresas y promueva la colaboración público-privada. La infraestructura necesaria para el despliegue de las tecnologías CCS exige una importante inversión inicial y los ciclos de desarrollo de estos proyectos son largos, entre ocho y diez años. Por ello, se necesita un respaldo político decidido e incentivos financieros".

En la actualidad, el mayor respaldo político a estas tecnologías se produce en Estados Unidos y Reino Unido, dos países que encabezan el desarrollo de las CCS a nivel mundial. Las autoridades británicas han anunciado un paquete de ayudas de casi 26 mil millones de euros durante los próximos 25 años para apoyar este tipo de proyectos. Y en Estados Unidos, donde se encuentran 19 de las instalaciones ya operativas, las ayudas directas y leyes como la Inflaction Reduction Act, que concede una rebaja fiscal a los emisores de 85 dólares por tonelada de CO2 almacenada, han conseguido que la capacidad anunciada de almacenamiento se haya triplicado entre 2022 y 2024. 

La Ley sobre la industria de cero emisiones netas de la UE fija para 2030 un objetivo de 50 Mt anuales de CO2 almacenadas en los países miembros

En cuanto a la Unión Europea, en 2024 se ha dado un salto exponencial, con importantes avances gracias a la publicación de regulaciones como la Net Zero Industry Act, que establece para 2030 un objetivo de 50 Mt anuales almacenadas en los países miembros, o la Carbon Management Strategy, que señala como meta llegar a 280 Mt/año de CO2 capturado para 2040, siguiendo la senda global definida por la IEA. 

Marta González, como experta en regulación, considera que este conjunto de medidas "ha marcado un punto de inflexión en la UE. Podríamos citar la frase mítica de Neil Armstrong “Un pequeño paso para el hombre un gran paso para la humanidad”. Ahora se trata de que esta visión clara de la Comisión Europea se materialice a través de estrategias nacionales y mecanismos financieros que permitan alinear las decisiones de inversión de todas las industrias implicadas". 

Contar con un sistema de financiación, una regulación de la concesión de permisos y un apoyo a la I+D, claves para impulsar estas tecnologías

Esta opinión es compartida por el profesor Fèlix Llovell, que considera que para hacer realidad los ambiciosos objetivos de descarbonización de la UE -reducir las emisiones de CO2 de un 90% en 2040 y alcanzar la neutralidad climática en 2050- es necesario contar con el apoyo de un sistema de financiación, una regulación de la concesión de permisos y un apoyo a la I+D para acelerar los proyectos que reduzcan emisiones mediante las tecnologías de captura y almacenamiento. En este sentido, Programas como el Fondo de Innovación de la UE “ya van en esta dirección, pero es necesario aumentar el esfuerzo". 

Si la UE apuesta de forma decidida por el desarrollo de estas tecnologías, la tecnología CCS puede jugar un papel clave para descarbonizar su industria más intensiva en energía, que lleva décadas perdiendo peso en la economía del continente. Para ello será necesario que la nueva Comisión Europea, que acaba de iniciar su mandato, adopte un enfoque tecnológicamente neutro, en el que se aprovechen todas las soluciones disponibles para descarbonizar, como recomienda el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en su informe sobre “El futuro de la competitividad europea”.

Cómo se captura y almacena el CO2

Las tecnologías de captura y almacenamiento de CO2 llevan ya varias décadas aplicándose, lo que ha permitido acumular un amplio conocimiento sobre cómo realizar el proceso con seguridad y eficiencia. El CO2 se captura a su salida por las chimeneas de las industrias, se realiza una separación de otros gases o impurezas y se transporta para para almacenarlo en el subsuelo que están a una profundidad de entre 1,5 y 2 km dentro del subsuelo. 

Existen varios métodos de captura. Uno de los más comunes es el uso de compuestos químicos para absorber el CO2. A continuación, el gas comprime y se traslada a través de tuberías similares a los gasoductos, también llamadas 'ceoductos', o usando grandes buques. En la actualidad ya existen en el mundo más de 5.000 kilómetros de tuberías que transportan CO2.

El dióxido de carbono puede almacenarse sin riesgo de fuga en formaciones geológicas profundas, como los acuíferos salinos o yacimientos de petróleo y gas agotados, que pueden reaprovecharse para este almacenamiento. "El CO2 es inyectado a presión y permanece atrapado, ya que debe existir una capa de roca impermeable en el lugar de la inyección que no permita su salida. Las inyecciones pueden llevarse a cabo tanto en el subsuelo terrestre (on-shore) o como en el marino (off-shore)", explica Fèlix Llovell.