¿Qué son los biocombustibles?

Combustibles renovables como los biocombustibles pueden utilizarse en vehículos con motor de combustión que ya existen, aprovechando las infraestructuras de distribución y repostaje actuales. Ya representan una alternativa de movilidad sostenible para todos los segmentos de transporte. Sobre todo la aviación, el transporte marítimo y el transporte pesado por carretera, que no tienen actualmente una alternativa viable en la electrificación.

Con su uso podemos limitar las emisiones de CO₂ ya que el CO₂ que se libera en su uso es igual al CO₂ que ha sido retirado previamente de la atmósfera por la materia prima usada para su fabricación, lo que les hace ser combustibles con reducción de emisiones. Amplían la gama de tecnologías de movilidad de bajas emisiones y nos permiten aumentar el ritmo de descarbonización sin depender únicamente de la renovación de la flota con vehículos eléctricos. Permiten a los consumidores elegir las que mejor se adapten a sus necesidades y empezar inmediatamente a reducir sus emisiones.

Su producción y distribución se puede realizar utilizando instalaciones industriales ya existentes. Por eso, la fabricación de biocombustibles representa una enorme oportunidad de crecimiento de la actividad industrial, contribuyendo al desarrollo tecnológico del sector y generando empleo de calidad. Los biocombustibles serán clave para impulsar el desarrollo de la economía circular en España, creando nuevos puestos de trabajo en zonas rurales.

Además, nos permiten diversificar la matriz energética del país. Su producción es una garantía para la seguridad de suministro y la independencia energética, ya que pueden fabricarse localmente y con materias primas autóctonas.

Combustibles de baja huella de carbono - PDF (2,41 MB) >

Para obtener los biocombustibles se transforma la biomasa, una materia de origen orgánico, sea vegetal o animal, a través de procesos mecánicos, termoquímicos y biológicos. Así, en función de la procedencia de la materia prima y de los procesos que se han utilizado para obtenerlos se clasifican en: 

• Biocombustibles de primera generación: consiste en combustibles obtenidos a partir de cultivos agrícolas. Los biocombustibles de primera generación son un combustible de transición, un puente para llegar a los bicombustibles. Su uso se irá limitando progresivamente, pero mientras tanto cumplen los criterios de sostenibilidad y de reducción de huella de carbono que establece la Directiva Europea de Energías Renovables y toda su cadena de valor está certificada y auditada. Ejemplos de estos biocombustibles son los creados a partir de aceites vegetales, como el bioetanol y el biodiesel. 
• Biocombustibles o de segunda generación: son los que provienen de residuos orgánicos que no se destinan o compiten con la alimentación, de las industrias agroalimentarias y forestales, aceites de cocina usados y la fracción orgánica de los residuos urbanos. El uso de estos residuos favorece la reutilización de recursos y reduce la llegada de residuos a los vertederos. En este caso como el diésel renovable (HVO), el combustible sostenible de aviación (SAF, en sus siglas en inglés), el biogas y el biometano.
  
• Biocombustibles de tercera generación: estos combustibles se extraen de algas y plantas acuáticas con un contenido de aceite natural de al menos un 50 %. La producción de este biocombustible aún no se ha llevado a cabo a escala comercial.
  
• Biocombustibles de cuarta generación: la cuarta generación va un paso más allá y lo que busca es modificar genéticamente los microorganismos para mejorar la eficiencia en la captación y almacenamiento del CO₂. Estos biocombustibles tampoco se comercializan por el momento, aunque existen plantas piloto en Brasil y Estados Unidos.