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que es la crianza positiva

Crianza positiva

Educar con amor y respeto

La crianza positiva es un enfoque educativo que se basa en el respeto mutuo, la empatía y la conexión emocional entre adultos y niños. A diferencia de los métodos tradicionales en la autoridad y el castigo, este modelo de crianza promueve una relación de confianza que favorece el desarrollo emocional, social y cognitivo del niño. En este artículo descubrirás qué es la crianza positiva, en qué consiste, sus beneficios, cómo aplicarla en casa, y qué hacer en momentos desafiantes como el estrés o los conflictos cotidianos.

¿Qué es la crianza positiva y en qué consiste?

Cuando hablamos de crianza positiva, nos referimos a un estilo de crianza centrado en el respeto, la comprensión y el vínculo afectivo entre padres e hijos. Este modelo educativo evita los castigos físicos o verbales, apostando por la comunicación, la empatía y la educación emocional.

La crianza positiva y respetuosa busca acompañar a los niños y adolescentes desde una actitud de guía y apoyo, no de control. Esto implica establecer límites claros desde el amor, enseñando habilidades para la vida, fomentando la autonomía y promoviendo relaciones sanas desde la primera infancia hasta la adolescencia.

Beneficios de la crianza positiva

Los beneficios de este enfoque se reflejan tanto en el bienestar de los hijos como en la armonía del entorno familiar. Algunos de los más destacados incluyen:

  1. Mejor desarrollo emocional y autoestima en niños y adolescentes.
  2. Relaciones familiares más cercanas y respetuosas.
  3. Mayor capacidad para resolver conflictos de manera pacífica.
  4. Disminución de conductas agresivas o desafiantes.
  5. Fortalecimiento del vínculo entre padres e hijos.
  6. Mejora en el rendimiento académico y la salud mental.

Aplicar la crianza positiva en adolescentes también ayuda a atravesar esta etapa con menos fricciones y mayor diálogo, generando confianza y responsabilidad.

Principios de la crianza positiva

La crianza positiva se basa en una serie de principios que ayudan a los adultos a relacionarse con los niños desde el respeto, la comprensión y la empatía. Estos fundamentos hacen del estilo de crianza positivo una alternativa saludable a los métodos punitivos tradicionales.

Aquí te explicamos los principales:

  1. Conexión antes que corrección
    Antes de corregir una conducta, busca conectar emocionalmente con tu hijo. Esto crea un entorno seguro donde el niño se siente comprendido y está más dispuesto a escuchar. Un abrazo, una mirada o una palabra cálida pueden marcar la diferencia antes de intervenir.
  2. Disciplina como enseñanza, no como castigo
    La crianza positiva y respetuosa entiende la disciplina como una oportunidad de aprendizaje. En lugar de castigar, se utilizan consecuencias lógicas y educativas que ayudan al niño a asumir responsabilidades. Por ejemplo:, si ensucia algo, lo limpia; si grita, se le enseña a expresar su enfado de otra forma.
  3. Empatía y validación emocional
    Uno de los pilares es enseñar a los niños a identificar y regular sus emociones. Para ello, es importante validar lo que sienten: “Entiendo que estés triste porque no pudiste salir”. Nombrar y aceptar las emociones ayuda a formar una base emocional sólida desde la primera infancia.
  4. Límites claros y coherentes
    Los límites son necesarios, pero deben establecerse desde el amor y la firmeza, sin amenazas ni castigos. Un buen límite es claro, consistente y explicado con calma. Por ejemplo: “No se puede pegar. Si estás molesto, dime con palabras lo que sientes.”
  5. Comunicación respetuosa
    La forma en que los adultos hablan a los niños influye directamente en cómo ellos se ven a sí mismos. La crianza positiva en adolescentes y niños pequeños promueve el uso de un lenguaje respetuoso, sin gritos, etiquetas negativas ni sarcasmo.
  6. Ser modelo de conducta
    Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que se les dice. Por eso, practicar la autorregulación, el respeto y la honestidad en nuestra conducta cotidiana es clave. Si tú pides perdón, ellos aprenderán a hacerlo también.
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Cómo implementar la crianza positiva en casa

Para aplicar la crianza positiva en casa, no es necesario hacer cambios radicales, sino adoptar una actitud consciente y respetuosa en el día a día. Algunas estrategias eficaces son:

  • Crear rutinas predecibles que den seguridad. 
  • Ofrecer opciones para fomentar la autonomía. 
  • Reconocer los logros con palabras de aliento. 
  • Nombrar emociones para ayudar al niño a identificarlas y gestionarlas. 
  • Escuchar sin juzgar ni interrumpir. 

Estos hábitos diarios hacen que la crianza positiva para adolescentes y niños sea una herramienta efectiva y sostenible en el tiempo.

Qué hacer en momentos de estrés

En situaciones de tensión o agotamiento emocional, es común perder la paciencia. Pero incluso en esos momentos, la crianza en positivo puede mantenerse con ciertas prácticas:

  • Respira y cuenta hasta diez antes de responder. 
  • Aléjate por unos minutos si necesitas calmarte. 
  • Habla desde el “yo” en lugar de culpar: “Me siento frustrado cuando...”. 
  • Repara si te equivocas: pedir disculpas también es educar. 
  • Busca apoyo si sientes que no puedes solo/a. 

La crianza positiva en adolescentes, en especial, requiere mucha regulación emocional por parte de los adultos, ya que esta etapa suele estar cargada de desafíos.

Ejemplos reales para aplicar en la crianza positiva

Situación 1 – Rabieta de un niño pequeño:

En lugar de gritar, respiras y dices: “Veo que estás muy molesto. Estoy aquí contigo. Cuando te calmes, podemos hablar.”

Situación 2 – Adolescente que desobedece una norma:

En lugar de castigar, preguntas: “¿Qué pasó con el acuerdo que hicimos? ¿Cómo podemos solucionarlo juntos?”

Situación 3 – Niño que golpea a su hermano:

Dices: “Sé que estás enfadado, pero no está bien hacer daño. Vamos a pensar en otra forma de expresar lo que sientes.”

Situación 4 – Niño que pinta la pared con lápices de colores:

En lugar de regañarle con gritos, te acercas con calma y dices: “Esta pared no es para pintar. Vamos a limpiarla juntos.” Luego le das un trapo o una esponja y lo animas a colaborar: “Tú lo hiciste, ahora puedes ayudar a arreglarlo.” De esta forma, el niño comprende las consecuencias de sus actos sin sentirse humillado ni rechazado.

Estos ejemplos muestran cómo el estilo de crianza positivo permite educar desde el respeto, sin renunciar a los límites ni a la autoridad bien entendida.