Sólida trayectoria
Las técnicas empleadas en el CCS son tecnologías probadas que se han utilizado durante décadas a escala comercial, con más de 620 proyectos de CCS en distintas fases de desarrollo en todo el mundo (como recoge el Global CCS Institute, 2025). Así, el almacenamiento de CO₂ se considera completamente seguro para las personas y el medio ambiente, como demuestra el historial de éxito durante más de cinco décadas.
Adaptación a los cambios
Aunque el CCS cuenta con una sólida trayectoria, su aplicación a gran escala plantea nuevos retos tecnológicos. En sus inicios, se trabajaba con volúmenes relativamente pequeños de CO₂, pero hoy se aspira a gestionar cantidades del orden de gigatoneladas, lo que exige rediseñar infraestructuras y procesos para que sean más robustos y eficientes.
Además, el origen del CO₂ ha cambiado: antes se obtenía principalmente del subsuelo, mientras que ahora proviene de fuentes industriales, lo que introduce impurezas en el gas capturado. Estas impurezas pueden afectar su comportamiento durante el transporte, la inyección y el almacenamiento, generando fenómenos como corrosión, formación de sólidos o cambios en la presión y temperatura.
Exploración y producción: el sector mejor preparado
El conocimiento técnico y científico acumulado por las empresas de exploración y producción posiciona a este sector como el más capacitado para afrontar estos desafíos. Gracias a su experiencia en el manejo de fluidos en el subsuelo, el diseño de pozos y la gestión de riesgos geológicos, las compañías de E&P se consolidan como garantes del despliegue seguro y eficaz de estas tecnologías, asegurando la inyección y el almacenamiento permanente del CO₂.