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Captura, almacenamiento y uso del carbono (CCUS)

Tecnologías para contribuir a un futuro bajo en carbono

Las tecnologías de CCUS (Carbon Capture, Utilisation and Storage) son uno de los pilares en la estrategia de transición energética para alcanzar nuestro objetivo de reducción de emisiones. 

Constituyen una de las palancas que contribuirán a reducir nuestras emisiones operacionales y también ofrecerán a medio y largo plazo soluciones para sectores industriales que no tienen una alternativa actualmente viable para su reducción de emisiones de carbono. Las tecnologías de captura, almacenamiento y uso de carbono (CCUS) ofrecen una solución para reducir la intensidad de carbono en estos procesos.

¿En qué consiste la captura, almacenamiento y uso del carbono?

Llamamos tecnología de captura, almacenamiento y uso del carbono (CCUS por sus siglas en inglés) al conjunto de procesos tecnológicos que buscan reducir el CO2  de la atmósfera, capturándolo y almacenándolo de forma segura para su futuro uso. No solo ofrece una solución más a la política de reducción de gases, también da la posibilidad de ser utilizada en procesos de recuperación de hidrocarburos y otros futuros usos actualmente en desarrollo.

CCS (Carbon capture and storage)/ CAC (Captura y almacenamiento de carbono)

Estas tecnologías permiten captar las emisiones de dióxido de carbono para almacenarlas de forma segura en el subsuelo, evitando que sean liberadas a la atmósfera.

La captura se suele dar directamente de las fuentes emisoras (más eficiente) o se puede extraer el CO2  directamente de la atmósfera. En este último caso, se denomina Direct Air Capture (DAC).

CCU (Carbon capture and use)/ CUC (Captura y utilización de carbono)

Si en lugar de almacenarlo en el subsuelo se emplea para desarrollar otros productos, se denomina captura y utilización de carbono (CCU).

CCUS/ CAUC

Para referirnos conjuntamente al CCS y CCU. 

CCS: una tecnología probada y segura

Sólida trayectoria

Las técnicas empleadas en el CCS son tecnologías probadas que se han utilizado durante décadas a escala comercial, con más de 620 proyectos de CCS en distintas fases de desarrollo en todo el mundo (como recoge el Global CCS Institute, 2025). Así, el almacenamiento de CO₂ se considera completamente seguro para las personas y el medio ambiente, como demuestra el historial de éxito durante más de cinco décadas

Adaptación a los cambios

Aunque el CCS cuenta con una sólida trayectoria, su aplicación a gran escala plantea nuevos retos tecnológicos. En sus inicios, se trabajaba con volúmenes relativamente pequeños de CO₂, pero hoy se aspira a gestionar cantidades del orden de gigatoneladas, lo que exige rediseñar infraestructuras y procesos para que sean más robustos y eficientes.

Además, el origen del CO₂ ha cambiado: antes se obtenía principalmente del subsuelo, mientras que ahora proviene de fuentes industriales, lo que introduce impurezas en el gas capturado. Estas impurezas pueden afectar su comportamiento durante el transporte, la inyección y el almacenamiento, generando fenómenos como corrosión, formación de sólidos o cambios en la presión y temperatura. 

Exploración y producción: el sector mejor preparado

El conocimiento técnico y científico acumulado por las empresas de exploración y producción posiciona a este sector como el más capacitado para afrontar estos desafíos. Gracias a su experiencia en el manejo de fluidos en el subsuelo, el diseño de pozos y la gestión de riesgos geológicos, las compañías de E&P se consolidan como garantes del despliegue seguro y eficaz de estas tecnologías, asegurando la inyección y el almacenamiento permanente del CO₂. 

CCU: desbloqueando la cadena de valor del CO2

Captura y uso

Una vez capturado el dióxido de carbono (CO₂), en lugar de almacenarlo geológicamente, puede transformarse en una amplia gama de productos útiles mediante diversas rutas tecnológicas.

Esta utilización del CO₂ no solo permite reducir las emisiones, sino que también convierte un residuo en materia prima para sectores como la construcción, la energía, la química y la alimentación.

Existen seis grandes categorías de productos derivados del CO₂:

  • Combustibles sintéticos.
  • Productos químicos.
  • Polímeros.
  • Áridos de construcción.
  • Aditivos de carbono.
  • Ingredientes.

Cada una de estas categorías tiene subproductos específicos y rutas de conversión compatibles, como la mineralización, la conversión biológica, la electrólisis, la fotocatálisis y la catálisis térmica. 

Tanques de almacenamiento de CO2
Reconversión de CO2 en materias primas

El CO₂ también puede convertirse en combustibles sintéticos como e-metanol, e-metanol o e-diesel, mediante procesos termoquímicos, electroquímicos, o biológicos.

Estos combustibles son químicamente equivalentes a sus contrapartes fósiles y pueden integrarse en la infraestructura existente, lo que los hace especialmente atractivos para sectores difíciles de electrificar, como la aviación, el marítimo, o el transporte pesado por carretera.

El CO₂ también puede transformarse en productos químicos básicos e intermedios que sirven como bloques de sínstesis de productos para una amplia gama de industrias, desde la petroquímica, farmacéutica hasta la de materiales.

Entre los compuestos más destacados se encuentran el etileno y propileno, el monóxido de carbono y el ácido fórmico, que pueden obtenerse mediante rutas como la catálisis térmica, la electrólisis o la conversión biológica.

Estos productos químicos pueden integrarse en cadenas de valor existentes, sustituyendo materias primas fósiles y reduciendo así la huella de carbono de procesos industriales clave.

La producción de productos químicos a partir de CO₂ se perfila como una vía estratégica para reducir emisiones en la industria química sin comprometer su competitividad.  

Los agregados de construcción son otro destino de los más prometedores para el CO₂ capturado, debido a su capacidad de actuar como sumidero permanente de carbono. En este caso, el CO₂ se utiliza para curar mezclas de hormigón o para mineralizar residuos industriales como cenizas volantes o escorias, generando materiales como agregados o cementos suplementarios.  

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Actualizado a noviembre 2025.