Trabajadores complejo Petronor

Transición energética: Una oportunidad y un reto para el empleo industrial

La industria está transformando sus instalaciones para lograr la neutralidad climática a mediados de este siglo, unas inversiones que permitirán preservar el empleo y reactivar este sector clave de la economía española.

Hace ahora diez años, la Comisión Europea se propuso revitalizar la industria y elevar su contribución al PIB hasta el 20%. Una década después, este objetivo sigue sin hacerse realidad: la media de la eurozona es del 18% y Europa sigue dependiendo de terceros países para el suministro de productos y componentes clave para su economía, como microchips, semiconductores, baterías eléctricas o piezas de placas fotovoltaicas.

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En España, 2,1 millones de personas trabajan en el sector industrial, con una remuneración que duplica la media del sector servicios, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La transición energética se presenta como una oportunidad para fomentar la actividad industrial y, al mismo tiempo, reforzar la autonomía estratégica europea. A lo largo del continente, la industria está adaptando sus instalaciones y construyendo nuevas plantas para fabricar productos y materiales de baja huella de carbono, con inversiones que tendrán un efector tractor sobre otros ámbitos de la economía.

Además, la transformación de la industria permitirá preservar el empleo en un sector que destaca por generar trabajo de calidad, con puestos de mayor cualificación, más estables y, sobre todo, mejor pagados. En España, 2,1 millones de personas trabajan en este sector, con una remuneración que duplica la media del sector servicios, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Hoy, la industria es uno de los principales motores de la economía española: genera cerca del 40% de la riqueza nacional y es responsable del 90% de las exportaciones. Se trata, además, de un sector con gran capacidad de innovación, que lidera la inversión privada en España en I+D+i, lo que está facilitando la implantación de nuevas tecnologías relacionadas con la economía circular y la digitalización

La transición energética ofrece múltiples posibilidades de mejorar el tejido industrial y crear nuevas actividades. La producción de combustibles e hidrógeno renovable son solo dos ejemplos de la transformación que está viviendo la industria, que en los próximos años va a necesitar nuevos perfiles profesionales relacionados con la economía circular o la digitalización.

La industria, un sector estratégico para España

2,1

millones

de empleados en el sector.

40%

de la riqueza nacional

90%

de las exportaciones

Desafíos para transformar la industria

El principal reto al que se enfrenta hoy la industria es contar con un marco regulatorio más estable, qué dé seguridad jurídica a las inversiones a realizar en los próximos años para completar la transformación de sector. “En el caso de los combustibles renovables”, explica Berta Cabello, “necesitamos una regulación estable e inclusiva, que admita las distintas alternativas que existen para reducir las emisiones del transporte por carretera: la electrificación, el hidrógeno y los combustibles renovables. Y eso ahora no está ocurriendo en la Unión Europea. Si se prohíbe el motor de combustión interna se cierra esa puerta mientras otros países, como Estados Unidos, lo están viendo de una forma más amplia y van a invertir en este tipo de combustible". 

El principal reto al que se enfrenta la industria es contar con un marco regulatorio más estable, qué dé seguridad a las inversiones a realizar en los próximos años para completar la transformación de sector.

Entre estos países se encuentra Alemania, que defiende la introducción de nuevas  excepciones en la normativa comunitaria. El gobierno federal ya consiguió en el último momento que la UE dejase la puerta abierta a la venta de vehículos que utilicen solo combustibles sintéticos y ahora propone hacer esta extensiva esta excepción a los biocombustibles. “Deberíamos ir más allá y centrarnos en la apertura tecnológica.”, ha defendido su ministro de Finanzas, Christian Lindner, que ha anunciado que usará la política fiscal para apoyar el desarrollo de estas alternativas. Para empezar a reducir ya las emisiones de sus 49 millones de coches, Alemania aprobó en abril la venta de diésel 100% renovable en sus estaciones de servicio, con lo que ya ascienden a 23 los países europeos que permiten la comercialización de este tipo de combustible.

Otro reto para la industria europea es la pérdida de autonomía. Por ejemplo, Europa importa hoy de China cerca del 80% de los componentes necesarios para producir energía solar. "Estamos ante un nuevo imperio en tecnologías renovables, que ha crecido tanto industrialmente que ya domina la producción de tecnología fotovoltaica y en la eólica estamos en esa batalla", asegura Juan V. Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). “Somos una referencia a nivel mundial, pero desde 2018 ha habido un goteo de deslocalización de la industria eólica, que ha cerrado fábricas en España para irse a otros mercados”. 

La futura “Ley sobre la industria de cero emisiones netas” presentada por la Comisión Europea propone aumentar la capacidad del sector de fabricar productos y componentes relacionados con las nuevas tecnologías, de forma que Europa pueda cubrir al menos el 40% de sus necesidades anuales hasta 2030. La ley apuesta por desarrollar tecnologías como los combustibles y gases renovables, los electrolizadores, las baterías eléctricas, la energía eólica y fotovoltaica o la captura, almacenamiento y uso de CO2, que van a jugar un papel destacado en el crecimiento de la industria en los próximos años.