jóvenes sujetando un globo terráqueo, símbolo de la lucha contra el cambio climático

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¿En qué consiste el cambio climático?

Históricamente, el cambio climático hace referencia a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Estas transformaciones pueden deberse a causas naturales, pero desde el siglo XIX las nuevas formas de producción y consumo han contribuido notablemente al calentamiento global. Esto supone un gran reto para el futuro del planeta, pero aún tenemos margen para poner freno a este proceso. 

La principal causa natural del cambio climático es el efecto invernadero, un fenómeno natural que, en condiciones normales, lejos de ser perjudicial, es el que permite a nuestro planeta mantener las condiciones necesarias para albergar la vida. Determinados gases presentes en la atmósfera retienen parte de la radiación térmica emitida por la superficie terrestre tras ser calentada por el sol, manteniendo la temperatura a un nivel adecuado para el desarrollo de la vida. El efecto invernadero es necesario, sin él, la temperatura media de la Tierra sería de unos -15 °C. 

Principales causas del cambio climático

Nuestras formas de producción y consumo a partir de la Primera Revolución Industrial (actualmente estamos comenzando la Cuarta Revolución Industrial) han favorecido la concentración de estos gases en la atmósfera, lo que multiplica el efecto invernadero y pone en riesgo nuestros ecosistemas naturales.  La emisión de gases de efecto invernadero (GEI) —dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso y determinados compuestos fluorados, entre otros— tiene mucho que ver con el aumento de las temperaturas de la Tierra. Estos gases presentes de forma natural en la atmósfera han aumentado en los últimos 150 años como consecuencia de un modelo de desarrollo basado en una economía lineal. Estas son algunas de las causas de calentamiento global. 

Afortunadamente, estamos a tiempo de mitigar los efectos de este proceso. La Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible de la ONU es una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar el entorno y la vida de todos. Entre sus propuestas está el fomento de una economía circular, el uso de energías renovables, la reforestación o la implementación de tecnologías capaces de capturar el CO2 y reutilizarlo de forma eficiente. 

Diferencias entre el cambio climático y el calentamiento global

El calentamiento global puede entenderse como causa del cambio climático y se refiere al aumento progresivo de las temperaturas del planeta. Por su parte, el cambio climático incluye el calentamiento y sus efectos secundarios.

Para atajar este asunto, en 2015, 196 intervinientes suscribieron el Acuerdo de París, un tratado internacional cuyo objetivo es limitar la subida de las temperaturas a 1,5 grados centígrados como máximo. Su aplicación ha permitido que numerosos países, áreas y corporaciones se unan para limitar el calentamiento global, mediante estrategias de desarrollo a largo plazo. 

Entre ellas, cabe destacar los objetivos de neutralidad de carbono, que se entiende como la reducción máxima de las emisiones de carbono a la atmósfera y la implantación de medidas de compensación —como la reforestación de territorios— para mitigar aquellas emisiones que no sea posible evitar. El fin es minimizar las emisiones de CO2 para detener o ralentizar el aumento de la temperatura terrestre.

Soluciones al cambio climático

Entre todos, podemos contribuir a mejorar la calidad de nuestras ciudades y entornos naturales.

moléculas de hidrógeno, una posible solución al cambio climático

No cabe duda de que es necesario tomar medidas urgentes para amortiguar los efectos del cambio climático. Por ello, tanto los países como las empresas e incluso las personas a título individual podemos dar pasos que ayuden a reducir las emisiones de carbono a la atmósfera

La coordinación entre países (iniciada a partir del Acuerdo de París) es fundamental, pues el propio compromiso de los gobiernos de no superar un determinado nivel de emisiones con carácter anual resulta imprescindible. Para ello, se están implantando mecanismos como la fiscalidad energética —esto es, utilizar los impuestos sobre las actividades nocivas para el entorno como medida de protección ambiental—, la fijación del precio del carbono o los incentivos para la innovación en energías limpias y nuevos vectores energéticos como el hidrógeno renovable

la reforestación nos ayuda frente al cambio climático

Por lo que respecta a las empresas, se está apostando con fuerza por soluciones climáticas sostenibles como las iniciativas de compensación de emisiones, que buscan la creación, restauración o protección de los sumideros naturales de carbono (por ejemplo, los bosques y océanos), el uso de biocombustibles avanzados o el desarrollo de tecnologías capaces de impulsar la transición energética.

Los ciudadanos de a pie también podemos poner nuestro granito de arena para hacer frente a este proceso con acciones como el consumo responsable y de productos de proximidad o «kilómetro cero» —es decir, producidos cerca de donde vivimos—, el reciclaje, la movilidad sostenible, el ahorro energético en nuestros hogares o la reducción de la generación de residuos.

Repsol y el cambio climático

En 2019, Repsol anunció que orientaba su estrategia para ser una compañía con cero emisiones netas en el año 2050, en concordancia con el Acuerdo de París, convirtiéndose así en la primera corporación de su sector en asumir esta ambiciosa meta. Entre nuestros objetivos está reducir año a año nuestro Indicador de Intensidad de Carbono, respecto a la base de 2016, disminuir las emisiones de CO2 en todos los negocios y aumentar significativamente la capacidad de generación de energías renovables.