Un coche eléctrico recargando

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La electricidad es una de las principales alternativas para reducir las emisiones de los vehículos ligeros, así como el uso de combustibles líquidos de bajas emisiones. Sin embargo, aún existen grandes interrogantes para el usuario sobre la movilidad eléctrica.
 

Si salimos a la calle y preguntamos acerca de la movilidad eléctrica, es probable que obtengamos casi más preguntas que respuestas: ¿qué autonomía tendrán las baterías?; ¿dónde podremos cargar el coche, cómo y cuánto tardaremos? El primer semestre de 2021 se cerró con 9.259 turismos eléctricos puros en nuestro país, un 78% más que en el mismo periodo del año anterior, según datos de la Asociación empresarial para el desarrollo e impulso de la movilidad eléctrica (Aedive).

El vehículo eléctrico tiene cada vez más presencia en España (2% de las matriculaciones totales de turismos), según el Observatorio del vehículo eléctrico y la movilidad sostenible, aunque aún lejos de la media europea. El motivo principal de este crecimiento: los incentivos del Plan Moves III, aprobado la pasada primavera, que subvenciona con hasta 7.000 euros la adquisición de un vehículo eléctrico y hasta un 70% de la inversión para instalar puntos de recarga.

Taxi eléctrico recargando su batería en la calle

El objetivo de este plan es que en 2023 en España haya 100.000 puntos de recarga, tanto públicos como privados, así como 250.000 vehículos eléctricos. ¿Qué tiene que suceder para llegar a estas cifras?

Las baterías eléctricas

El primer reto de la movilidad eléctrica es el de la autonomía de las baterías. Actualmente, los fabricantes están ofreciendo baterías con autonomías entre 200-350 km, lo cual condiciona nuestros trayectos a distancias cortas o medias. Solo en la gama prémium, con precios poco asequibles para el bolsillo medio, encontramos hasta 600 km de autonomía, como es el caso del Tesla Model S.

La buena noticia es que “la industria está trabajando en desarrollar químicas que incrementen la densidad energética de las baterías en el mismo tamaño y espacio de las actuales”, explica Arturo Pérez de Lucia, director de Aedive. En paralelo, los precios de las baterías han ido cayendo con el precio del litio. “Si en 2010 estaban a 1.000 dólares el kWh, ya hay fabricantes que han logrado precios inferiores a los 100 dólares el kWh, el umbral en el que los costes de fabricación de un vehículo de combustión y uno eléctrico se equiparan”.

 

La red de infraestructuras

"Al tiempo que se despliega la infraestructura de recarga, es totalmente necesario profesionalizar su gestión; hay que poner el foco en las necesidades del usuario”. Carlos Bermúdez, Repsol.

Los puntos de recarga son un reto no menos importante para que demos el paso al vehículo eléctrico. A día de hoy, España tiene 9.098 puntos de recarga (Alemania supera los 23.000 y Francia posee casi 14.000), según Electromaps. “Ampliar la red de puntos de recarga solo tiene sentido si lo hacemos con un despliegue inteligente de red, con criterios de capilaridad y colocando al usuario en el centro, adecuándonos a sus necesidades”, dice Carlos Bermúdez, gerente de Desarrollo de Negocio de Movilidad Eléctrica de Repsol, que ya ha anunciado más de 1.000 puntos de recarga eléctrica públicos en nuestro país para finales de 2022 y puntos de recarga rápida o ultrarrápida con una distancia máxima entre punto y punto de 50 kilómetros en las principales rutas del territorio nacional.

Según Bermúdez, además de ubicar los puntos en emplazamientos estratégicos que se adecúen a las necesidades y preferencias de los usuarios (estaciones de servicio, vía pública, aparcamientos, restaurantes, zonas de ocio…), “ya que no todo el mundo dispone de garaje en casa, el mantenimiento es básico para evitar llegar a un punto de recarga y que no funcione. Como también lo es la accesibilidad universal para poder pagar fácilmente vía ‘app’ o código QR, por ejemplo".

Por último, la tecnología debería adaptarse a las necesidades del conductor, “porque no tiene sentido instalar una carga ultrarrápida en casa y una lenta en una estación de servicio; lo que necesitamos es igualar los tiempos de recarga con los de repostaje de los combustibles tradicionales”. En este sentido, Repsol inauguró a finales de 2019 la estación de recarga de vehículos eléctricos de mayor potencia de Europa en Ugaldebieta (Vizcaya), la primera que permitía recargar un vehículo a 400 kW de potencia, con cuatro puntos de recarga. Meses antes se inauguraba la primera instalación de carga ultrarrápida de la Península Ibérica en Lopidana (Álava), ambas en estaciones de la compañía.

Energía que alimenta las baterías

Otro de los retos que debe afrontar el vehículo eléctrico y la movilidad eléctrica es el de la procedencia de la energía que alimenta a sus baterías, pero vamos por el buen camino: más de la mitad de la electricidad generada en nuestro país en el primer semestre de este año fue de origen renovable. Su producción entre enero y junio creció casi un 20% respecto al mismo periodo del año anterior, hasta los 65.563 GWh, según Red Eléctrica de España.

Barreras administrativas

El último desafío de la movilidad eléctrica está en las barreras administrativas, de las que se queja el sector, como los retrasos en la concesión de licencias y permisos por parte de las diferentes Administraciones públicas: “incluso hay puntos de carga que tardan más de dos años en poderse operar y actualmente hay más de 4.000 puntos de carga públicos instalados o en proceso de instalación a la espera de estos permisos y licencias”, explica Pérez de Lucia.

Por otra parte, los incentivos a la compra “deberían ir acompañados de una reforma fiscal que dé las señales de precio adecuadas al mercado, como por ejemplo la reducción temporal del IVA para la compra de vehículos eléctricos, como ha sucedido en otros países”, añade.

Publicado en El Confidencial