cultivos energéticos

¿Qué son los cultivos energéticos y cómo producen energía?

Generar energía a través de la agricultura

La agricultura representa una excelente fuente de materias primas para la generación de bioenergía, renovable y ecológica. Te contamos qué son los cultivos energéticos, qué beneficios aportan y cuáles son sus principales aplicaciones.

Reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles es uno de los grandes desafíos de la transición ecológica. Los cultivos energéticos constituyen una alternativa con un enorme potencial para lograr este objetivo, además de contar con otras ventajas a nivel económico y medioambiental. Gracias a ellos, es posible producir biocombustibles como el biodiésel, el bioetanol o el biogás con los que conseguir bioenergía, un tipo de energía renovable en auge en los últimos años.

 

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¿Qué son los cultivos energéticos?

Los cultivos energéticos son una categoría muy amplia, que engloba a todas aquellas especies vegetales cuya producción principal se destina a la producción de biomasa con la que generar energía térmica o eléctrica o producir biocombustibles.

La biomasa es una de las energías renovables que mayor crecimiento ha experimentado durante los últimos años, con un enorme potencial para transformar nuestro modelo energético en un sistema eficiente y sostenible a largo plazo.

La biomasa y los cultivos energéticos, denominados también cultivos agroenergéticos o cultivos bioenergéticos, son conceptos relativamente modernos, pero en realidad la biomasa, concretamente la leña, fue la primera fuente de energía utilizada por el ser humano para encender hogueras con las que calentarse o cocinar.

En España, los criterios de sostenibilidad y de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de los biocarburantes, biolíquidos (combustibles líquidos destinados a usos energéticos diferentes del transporte) y combustibles de biomasa están regulados por el Real Decreto 376/2022, de 17 de mayo. Según esta norma, en 2030 al menos el 28% de la energía utilizada dentro del sector transportes deberá proceder de fuentes renovables.

Ventajas de los cultivos energéticos y la agricultura sostenible

  1. Los cultivos energéticos son una materia prima muy abundante y con un coste mucho más asequible que el petróleo o el carbón.
  2. La agricultura sostenible y los cultivos energéticos suponen un impulso para el sector agrícola que, además de resultar rentable y ofrecer una alta productividad, también contribuye a preservar el suelo y prevenir su erosión.
  3. La bioenergía obtenida a partir de este tipo de cultivos es renovable, eficiente y sostenible a largo plazo, por lo que representa una de las alternativas más prometedoras a los combustibles fósiles.
  4. Al reducir la dependencia mundial de los combustibles fósiles, los cultivos energéticos también contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar hacia la descarbonización.
  5. Los biocombustibles generados a partir de los cultivos energéticos son cruciales para transformar el sector del transporte, uno de los mayores responsables de las emisiones de carbono.
  6.  Los cultivos energéticos fomentan la economía circular, ya que favorecen la reutilización de recursos naturales mediante un proceso inocuo para el medioambiente.
  7.  En el ámbito económico, los cultivos energéticos representan una gran oportunidad para la creación de nuevas empresas y puestos de trabajo, especialmente valiosos para las zonas rurales.
  8. El desarrollo de cultivos energéticos impulsa la investigación y la innovación en agricultura, generando tecnologías de producción sostenibles.

Ejemplos de cultivos energéticos

cultivo energético leñoso de girasoles

De forma general, las plantas se clasifican en cultivos leñosos y herbáceos.

  • Los cultivos leñosos son los cultivos energéticos más antiguos, usados para generar calor o energía, transformándolos en troncos de madera, astillas, pellets o serrín. 
  • Por su parte, los cultivos herbáceos se caracterizan por almacenar aproximadamente el doble de dióxido de carbono que los cultivos leñosos, una cualidad idónea para la generación de bioenergía.

Junto a los cultivos leñosos, la colza, el girasol, el maíz o la caña de azúcar son algunos ejemplos de cultivos energéticos muy extendidos en la actualidad, pero como explicamos a continuación, existen muchas más especies adecuadas para la producción de biocombustibles avanzados.

Tipos de cultivos energéticos

  • Cultivos energéticos para generar biomasa

La biomasa representa una solución con múltiples beneficios para la producción de bioenergía o biocombustibles, tanto a nivel económico como medioambiental. Dentro de los cultivos energéticos para biomasa priman los cultivos leñosos de crecimiento rápido, como el sauce o el álamo, que se cosechan en ciclos cortos de tres a cinco años. España, con su clima mediterráneo y su extensa producción agrícola, ofrece un entorno óptimo para estos cultivos energéticos.

La biomasa resultante de estos cultivos puede aprovecharse para producir biocombustibles como el biodiésel o el bioetanol o para generar energía térmica o electricidad, apta tanto para pequeñas instalaciones, como la caldera de gas de una vivienda, como para su uso en calderas industriales.

  • Cultivos energéticos para producir biodiésel

Este combustible se obtiene principalmente a partir de aceites vegetales o grasas animales. ¿Qué cultivos energéticos se utilizan para fabricar biodiésel? Para este combustible se utilizan especies con un alto contenido en aceite, como la colza, el girasol, la soja, la palma o el ricino, por citar solo algunos. Las algas y otras plantas de origen marino también son cultivos energéticos adecuados para producir este biocombustible.

Actualmente, el biodiésel se utiliza sobre todo dentro del sector de la automoción, como alternativa al gasóleo de origen mineral. También existen calderas específicas para biodiésel, aptas para la calefacción doméstica.

  • Cultivos energéticos para producir bioetanol

Para la producción de bioetanol los cultivos energéticos más indicados son especies ricas en azúcares, como la caña de azúcar, la remolacha, el maíz, el sorgo dulce, la avena, la cebada o el centeno. Una vez recolectados, el azúcar presente en estos cultivos fermenta y se convierte en bioetanol, que puede usarse como combustible para vehículos, de forma similar a la gasolina o el diésel, para la generación de energía eléctrica o para la calefacción de las viviendas, donde cada vez son más frecuentes las chimeneas y estufas alimentadas con este biocombustible.

  • Cultivos energéticos para producir biogás

El biogás es un biocombustible generado a partir de la descomposición de materia orgánica de forma anaeróbica, es decir, en ausencia de oxígeno. Este proceso permite descomponer la materia orgánica biodegradable -residuos forestales, derivados de la industria agroalimentaria, residuos orgánicos urbanos, etc.- para obtener biogás. Dentro de los cultivos energéticos, el maíz, el mijo o el trébol blanco dulce son algunas de las especies más empleadas en la actualidad para la generación de este biocombustible, idóneo para lograr un transporte sostenible o generar energía eléctrica o térmica