una planta y una bombilla simbolizan la bioenergía

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Si pensamos en energías renovables, las primeras que acuden a nuestra mente suelen ser la energía solar y la energía eólica. Sin embargo, existe un tipo de energía que se genera a partir de diferentes tipos de biomasa y es, además, la energía renovable con mayor crecimiento en los últimos años (hasta un 30 % desde 2018): se trata de la bioenergía, una de las opciones más prometedoras para sustituir a los combustibles fósiles.

¿Qué es la bioenergía y cómo la obtenemos?

Cuando hablamos de «bioenergía», nos referimos a la energía procedente de la transformación de biomasa, es decir, material orgánico que puede aprovecharse para generar calor, electricidad y combustibles.

Su potencial es enorme, pues permite utilizar diversos tipos de residuos orgánicos para convertirlos en energía de forma rentable y sostenible. Además, posee una importancia fundamental para la transición energética, ya que se trata de una energía prácticamente neutra en cuanto a emisiones de carbono y favorece la economía circular gracias a la reutilización de los recursos.

Pese a que pueda parecer un concepto novedoso, la biomasa fue la primera fuente de energía a la que recurrió el ser humano (en concreto, nos referimos a la quema de madera). Hoy día, recurrimos a distintos métodos para transformar la biomasa en energía:

  • Métodos termoquímicos: mediante la aplicación de calor, la biomasa se transforma en energía. Son idóneos para las materias primas con un menor grado de humedad. Destacan la pirólisis, la gasificación y la combustión.
  • Métodos bioquímicos: la energía procede de la acción de microorganismos que descomponen las moléculas de los residuos biológicos. Se aplican a aquellos materiales con mayor contenido en humedad. Entre ellos, podemos mencionar la fermentación o la digestión anaeróbica.

Tipos de bioenergía y aplicaciones

pellets, uno de los tipos de biomasa para producir bioenergía

Bioenergía a partir de materias primas sólidas

La combustión de biomasa sólida es una de las aplicaciones más consolidadas; a partir de residuos orgánicos forestales y agrícolas, como la leña o la paja, se puede generar bioenergía tanto en el ámbito doméstico como en el industrial. Hoy día, existe una tendencia al alza en el uso de pellets de madera, unos pequeños cilindros que se producen a partir de residuos forestales y de la industria maderera. Su limpieza, manejo sencillo, rentabilidad y gran eficiencia los convierten en una alternativa sólida a la leña para alimentar estufas y calderas.

bidón con biocombustibles

Biocombustibles líquidos

El ámbito del transporte también se beneficia de la bioenergía, en este caso en forma de biocarburantes, que suponen una apuesta por la sostenibilidad en un sector especialmente difícil de descarbonizar. Los biocombustibles avanzados, o de segunda generación, se producen a partir de residuos de sectores como la agricultura o el forestal, de la parte orgánica de los residuos sólidos urbanos y de aceites vegetales usados. Además, algunos combustibles renovables líquidos como el bioetanol, también son usados para el transporte sostenible o para calentar estancias. 

planta de biogás

Biogás

El biogás, compuesto principalmente de metano, se produce a partir de la descomposición de residuos como estiércol, purines o residuos sólidos urbanos orgánicos. Su uso principal es generar energía eléctrica y térmica.

La bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS)

Si hablamos de BECCS, nos referimos a las siglas en inglés de «bioenergía con captura y almacenamiento de carbono», una solución para retirar emisiones de CO2 que recurre a procesos basados tanto en la naturaleza como en la tecnología.

  • En el primer caso, consiste en la captura de CO2 mediante proyectos de reforestación, árboles que absorben el CO2 de la atmósfera durante todo su crecimiento. Desde Repsol apostamos por esta propuesta a través de nuestro proyecto “Motor Verde”.
  • En el segundo caso, las emisiones de CO2 de procesos industriales o directamente del aire se pueden retirar con sistemas de captura y almacenaje, por ejemplo, en formaciones rocosas (un proceso conocido como «secuestro geológico»), o bien utilizarse como materia prima para fabricar otros productos basados en el carbono. De este modo, se impide que buena parte de las emisiones lleguen a la atmósfera. 

El potencial de esta tecnología es enorme, ya que el Quinto Informe de Evaluación del IPCC del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPPC) indica que el rango de emisiones negativas que esta tecnología podría alcanzar asciende a 22 gigatoneladas por año.

una mano dando fertilizantes a una planta

Importancia de la bioenergía en el mundo rural

La bioenergía es un factor clave dentro de las acciones contra el cambio climático. Esto se debe a que el uso de este tipo de energía renovable produce la misma cantidad de CO2 que antes había consumido, generando un perfecto equilibrio.

Un sector estratégico en el ámbito de la bioenergía es sin duda el agropecuario, dado que la actividad agrícola genera anualmente 17 millones de toneladas de residuos secos procedentes de restos herbáceos y leñosos solo en España, que podrían reemplazar a 7 millones de toneladas de petróleo.

  • Por su parte, los gases renovables que se generarán a partir del tratamiento de otros residuos de estos sectores permitirían sustituir un total de 1,5 millones de toneladas de este combustible. De este modo, lo que tradicionalmente se consideraban residuos muy contaminantes ahora se ponen en valor para generar energías renovables.
  • Otro de sus puntos clave es su potencial de generación de empleo en zonas rurales, bien para la gestión de residuos forestales o agrícolas o bien para la explotación de cultivos energéticos. Esto supondría una mejora de la calidad de vida de los habitantes de las zonas rurales, al poder acceder a puestos de trabajo de calidad sin necesidad de abandonar sus poblaciones y promover una mayor cohesión y estabilidad.
  • Por otra parte, existen proyectos pioneros que buscan poner en valor el mundo rural y potenciar una mayor independencia energética al tiempo que se protege el medio ambiente: se trata de las aldeas bioenergéticas.

En estas localidades, la biomasa se utiliza como energía renovable y se genera en el mismo punto en el que se consume. Para poder denominarse aldeas bioenergéticas, como mínimo el 50 % del consumo de energía eléctrica y térmica debe corresponder a bioenergía generada en la zona. Sin embargo, en estas aldeas no solo se trata de generar energía de manera sostenible, sino también de hacer un uso eficiente de esta. Solo en Alemania hay 170 localidades consideradas aldeas energéticas, aunque también se pueden encontrar en otros países, como Austria y Rumanía.