capital natural

Capital natural: definición y ejemplos

El valor de nuestro entorno

Los bienes y servicios que nos proporcionan los ecosistemas, como regular el clima, proveernos de alimentos, agua limpia, ropa o combustible, constituyen la base sobre la que se construyen las sociedades y la economía. Sin embargo, este capital natural está disminuyendo a un ritmo acelerado debido a la actividad humana. Impulsar estilos de vida más sostenibles es una estrategia fundamental para contribuir a la recuperación de la naturaleza, ya que el modo en el que nos comportamos, producimos y consumimos tiene un fuerte impacto tanto en el uso de recursos naturales como en las emisiones de gases de efecto invernadero y, por tanto, en la biodiversidad y los efectos del cambio climático

0:00

¿Qué es el capital natural?

El capital natural es el conjunto de recursos naturales renovables y no renovables de un ecosistema. Estos sistemas biológicos nos abastecen de bienes tales como el agua, la madera, los materiales de construcción, la energía, las medicinas o los recursos genéticos.

Asimismo, ponen a nuestra disposición de forma gratuita toda una serie de servicios, como la regulación del clima, el procesado de sustancias contaminantes, la depuración de las aguas, la actuación como sumideros de carbono o la prevención contra la erosión, entre otros. 

En los últimos cincuenta años, la acción del ser humano ha transformado los ecosistemas más rápida y extensamente que en ningún otro periodo de tiempo de la historia de la humanidad, en gran parte para resolver las demandas crecientes de alimento, agua dulce, madera, fibra y combustible. Esto ha generado una pérdida considerable, y en gran medida irreversible, de la diversidad del planeta. Impulsado por Naciones Unidas, el programa científico de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio constituye el mayor esfuerzo internacional llevado a cabo para evaluar el estado y tendencias de los ecosistemas del planeta y analizar las consecuencias de sus cambios sobre el bienestar humano. 

El cálculo del capital natural (Natural Capital Accounting, NCA) juega un papel determinante a la hora de evaluar el avance en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los ODS, entre otras metas, buscan erradicar la pobreza y situar a todos los países en la senda del desarrollo sostenible en 2030. Este enorme desafío requiere disponer de una mejor y más integrada información acerca de cómo la economía, el medioambiente y la sociedad interactúan. El balance de la economía natural contribuye a facilitar el logro de los ODS al señalar los vínculos entre el desarrollo económico y el entorno natural, permitir la toma de decisiones, activar políticas sostenibles y monitorizar sus avances. 

Tipos de capital natural

Los ejemplos de capital natural que existen se pueden clasificar en las siguientes categorías:

importancia del capital natural

Diferencias entre capital natural y biodiversidad 

biodiversidad

Aunque en ocasiones el uso de estos términos sugiere que son equivalentes, en realidad no lo son.

  • La expresión «biodiversidad» abarca todos los seres vivos del planeta, el ambiente en el que viven (los ecosistemas) y las relaciones que establecen entre sí.
  • El significado de «capital natural» hace referencia a todos los recursos naturales de un espacio que brindan beneficios al ser humano.
paneles solares produciendo energía

Relación entre capital físico y recursos naturales

Como hemos visto anteriormente, todo sistema económico reposa sobre los cimientos de la naturaleza. 

  • Los ecosistemas son la fuente de todos los materiales y la energía procesados a lo largo del sistema productivo hasta su transformación en bienes o servicios de consumo. 
  • Por su parte, el capital físico es el conjunto de bienes materiales (como las infraestructuras, las naves y locales comerciales, los equipos informáticos o la maquinaria) que permite a las economías aumentar su capacidad productiva y el bienestar humano.

Acciones para proteger el capital natural

La implicación de todos los actores es fundamental en el camino hacia la transición ecológica. Los poderes públicos deben proporcionar el marco normativo y el impulso que necesita la sociedad para transformar su preocupación por el medioambiente en comportamientos reales que contribuyan a cuidar el medioambiente

Combatir el cambio climático

El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son procesos íntimamente relacionados.

  • Por una parte, el cambio climático es una de las principales causas de disminución del número de especies y de pérdida de la biodiversidad. 
  • Por otro lado, los ecosistemas sanos son fundamentales para hacer frente al cambio climático, tanto desde el punto de vista de la mitigación, por su capacidad de reducir el CO2, como desde el punto de vista de la adaptación. 

Favorecer las soluciones basadas en la naturaleza

Las soluciones basadas en la naturaleza como los servicios que prestan los propios ecosistemas son clave para su conservación y recuperación. La aplicación de soluciones como la reforestación, la protección y restauración de humedales, turberas y entornos marinos aumenta la resiliencia climática. Por otro lado, el desarrollo de espacios verdes urbanos y la instalación de tejados y muros verdes contrarresta las emisiones de CO2 y mejora la calidad del aire en las ciudades. 

Impulsar la economía circular

Los cambios en la forma en que producimos y consumimos hacia modelos más sostenibles favorecen la conservación y recuperación de la naturaleza e impulsan la transición ecológica y justa. En concreto, la economía circular es un sistema económico y social que implica un cambio de mentalidad para aprovechar al máximo los recursos de los que disponemos mediante la reutilización de materiales, el reciclaje de productos y la reducción de los residuos. 

Fomentar la contribución del sector privado a la transición ecológica

Las empresas también pueden contribuir a la conservación del capital natural a través de la identificación de soluciones innovadoras, la promoción de cambios en el comportamiento de sus profesionales, el impulso de transformaciones en su cadena de valor y la adopción de compromisos a largo plazo que estimulen acciones concretas y positivas hacia la naturaleza.

En esta línea, Repsol fue la primera compañía en fijarse el objetivo de ser cero emisiones netas para el año 2050. Con el foco puesto en este compromiso, la compañía ha establecido una exigente hoja de ruta que incluye metas ambiciosas de reducción de emisiones, proyectos de economía circular, impulso de las energías renovables, avances en el desarrollo de combustibles renovables, desarrollos tecnológicos de CCUS y soluciones basadas en la naturaleza.