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Transición justa: estrategias y objetivos climáticos

Una economía justa e inclusiva para todos

Las acciones para hacer frente al cambio climático plantean retos específicos relacionados con la justicia social y el futuro del empleo, sobre todo en regiones y comunidades donde la dependencia de los combustibles fósiles es alta y las oportunidades de diversificación económica son limitadas. La transición energética justa propone soluciones para avanzar hacia una economía descarbonizada lo más equitativas e inclusivas posible para todos. 

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¿Qué es la transición justa?

La transición justa es el marco de acción contra el cambio climático, propuesto  para maximizar los beneficios en la actividad y el empleo y minimizar los efectos negativos de la transición ecológica y la descarbonización. 

Este término fue introducido por las asociaciones sindicales en la década de 1990 que, a cambio de comprometerse en la defensa de la acción climática, solicitaban a las instituciones acompañar sus políticas ambientales con garantías laborales para los trabajadores y territorios afectados. Así, la definición de transición justa que establece la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es «aquella capaz de hacer que la economía sea lo más justa e inclusiva posible para todos los agentes implicados, creando oportunidades de trabajo decente y sin dejar a nadie atrás».

Finalmente, en 2015, el Acuerdo de París reconoció que la implementación de las políticas para revertir el cambio climático debería tener en cuenta «los imperativos de una transición justa en el mundo del trabajo y la creación de empleo de calidad». 

Objetivos fundamentales de la transición justa

Una estrategia de transición justa se consigue cuando persigue simultáneamente el logro de los siguientes principios: 

 

 

  1. Fomentar activamente la descarbonización: invertir en energías renovables y soluciones sostenibles que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente en los sectores más difíciles de descarbonizar.  
  2. Evitar las inversiones en actividades con altas emisiones de carbono: Diversificar la economía y fomentar el desarrollo de una industria más respetuosa con el medioambiente. 
  3. Proteger a las regiones afectadas: favorecer activamente a los territorios que dependen en la actualidad de la industria intensiva en carbono para que puedan abordar la transición energética y formar a sus profesionales en las nuevas competencias. 
  4. Hacer frente a las desigualdades económicas y sociales: para ello, es necesario identificar las brechas sociales existentes (como las basadas en el género, la edad, la etnia o la discapacidad), analizar el impacto de la transición en los diferentes ámbitos y diseñar ayudas que vayan no solo a los trabajadores directos de las industrias intensivas en carbono, sino también a los colectivos más vulnerables de la sociedad.  
  5. Apoyar a los trabajadores perjudicados por los cierres o el declive de la producción: ofrecer ayudas y formación a los profesionales afectados por la transición hacia una economía baja en emisiones de carbono, y asegurar que estos programas llegan también a sus familias y a la comunidad en general. 
  6. Corregir los daños ambientales: fortalecer los requisitos normativos y las garantías financieras para que el cierre de las minas y las grandes industrias se realice desplegando las medidas de protección y reparación ambiental necesarias. 
  7. Asegurar un proceso de planificación inclusivo y transparente: crear el escenario para que todos los actores sociales y políticos participen activamente en la definición de los planes regionales y en la identificación de las oportunidades y desafíos que sea necesario afrontar. 

Estrategias gubernamentales por la transición justa

Una estrategia de transición justa se consigue cuando persigue simultáneamente el logro de los siguientes principios: 

El inicio de la acción multilateral frente al cambio climático se puede situar en la aprobación del protocolo de Kyoto en 1997, que finalmente entró en vigor en 2005 y dio lugar, entre otras medidas, a la creación del comercio internacional de emisiones. En 2015, el acuerdo de París incorpora la noción de «just transition», algo que fue muy celebrado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Su director, Guy Ryder, destacó que se trataba de «la primera vez que se advierte sobre la necesidad de respetar los derechos de todas las personas en los procesos de transición climática». 

Posteriormente, la Conferencia del Clima de Nueva York lanzó la iniciativa internacional Acción Climática por el Empleo en 2019, mandatando a la OIT a desarrollar dicha proposición con el objetivo de estimular a los países a que adopten planes nacionales de transición justa en el marco de sus políticas climáticas. 

Por su parte, el gobierno de España y la OIT firmaron en julio de 2018 un marco de asociación estratégica para implementar las Directrices sobre Transición Justa de la OIT como marco orientador y herramienta práctica de acción. Fruto de estos trabajos surgiría la Estrategia Nacional de Transición Justa. 

Además de esta propuesta, nuestro país ha puesto en marcha otras normativas que apuestan por la transición hacia una economía descarbonizada responsable e inclusiva: 

  • La Ley de Cambio Climático y Transición Energética, 
  • El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, 
  • La agenda España Digital 2025 o
  • El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

¿Por qué necesitamos una transición justa?

La transición justa trata de avanzar en el desarrollo de una economía descarbonizada creando las condiciones adecuadas para que ninguna industria, territorio o grupo social se vea perjudicado por este avance. Por ejemplo, una empresa que hasta el momento funcionaba con combustibles fósiles y que decide aprovechar los incentivos del gobierno para cambiar a paneles solares, en lugar de despedir a sus profesionales, tendrá que desarrollar planes de formación para reubicarlos en trabajos mejores y más ecológicos, como los empleos verdes

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  • Metas sociales: puede actuar como un nuevo motor de crecimiento, tanto en los países avanzados como en los que se encuentran en vías de desarrollo; también como dinamizador del mercado de trabajo, al crear nuevos empleos verdes de calidad que ayuden a erradicar la pobreza y la exclusión social. 
  • Asimismo, mejorará nuestra capacidad para gestionar los recursos naturales de forma sostenible, aumentar la eficiencia energética y reducir los residuos, y al mismo tiempo permitirá enfrentar las desigualdades y potenciar la resiliencia. 
  • La promoción de empleos relacionados con la transición energética, tanto en los sectores tradicionales como en los emergentes, fomentará una economía más competitiva, con bajas emisiones de carbono y sostenible, así como hábitos ecológicos de consumo y producción, y contribuirá a la lucha contra el cambio climático. 

¿Cómo es la transición justa en la actualidad?

Como hemos visto, las estrategias de transición justa bien gestionadas pueden constituir un importante motor para la generación de valor, la mejora de la calidad del empleo, la justicia social y la erradicación de la pobreza. En definitiva, la introducción de prácticas más eficientes en el ámbito de la energía, la reducción de la contaminación y la gestión sostenible de los recursos naturales favorece la innovación, potencia la resiliencia y genera valor, lo que atrae nuevas inversiones y activa el empleo. 

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En Repsol compartimos la preocupación de la sociedad por los efectos que la acción del hombre causa en el clima y trabajamos cada día para ser parte de la solución. Disponer de energía segura, asequible y renovable es clave para el desarrollo de nuestra sociedad y los tres factores deben valorarse para llevar a cabo una transición energética justa hacia una menor intensidad de carbono que mitigue el cambio climático sin dejar a nadie atrás.

De este modo, para alcanzar nuestro objetivo de convertirnos en una compañía cero emisiones netas en 2050, hemos diseñado una Hoja de Ruta contra el Cambio Climático que incluye la reforestación, el desarrollo de infraestructuras sostenibles y las soluciones basadas en la naturaleza como acciones clave para avanzar en la transición energética, proteger la biodiversidad, generar empleo y frenar la despoblación de las zonas rurales.