Edificio sostenible

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Esta forma de diseñar edificios procura un ahorro económico y un bienestar social entre los vecinos al utilizar el tejado para la generación de energía renovable compartida, instalar jardines en la fachada que mejoran el aislamiento o compartir electrodomésticos industriales.

La arquitectura circular es esto: el promotor de un nuevo bloque de viviendas habilita una zona común para la instalación de lavadoras. Los vecinos comparten estos electrodomésticos, lo que redunda en un ahorro de espacio en sus casas. Disminuye la fabricación de nuevas máquinas, o sea, la creación de nuevos recursos (con menos se logra más). La compra conjunta permite adquirir una máquina de un precio elevado pero muy eficiente, lo que reduce el uso de energía y agua. Se crea un espacio de convivencia en el que los vecinos socializan, uno de los tres pilares del desarrollo sostenible junto con el crecimiento económico y el cuidado del medio ambiente.

La economía circular puede entrar en un edificio por la lavandería común y subir a la azotea con la creación de una comunidad solar o la instalación de cubiertas ajardinadas como aislante natural. Son ideas que se pueden aplicar a viviendas ya construidas y que pueden formar parte de los proyectos nuevos, que pueden manejar otros criterios sostenibles como la instalación de tabiques modulables o la creación de más espacios comunes, como un taller de reparación provisto de herramientas. Alfons Ventura, arquitecto y miembro del área técnica de GBCe (Green Building Council España, o Consejo para la Edificación Sostenible en España), lo resume: “Se trata de mantener el valor de los recursos el mayor tiempo posible en el sistema económico y servirse de energía proveniente de fuentes renovables”.

Una mujer en la azotea

Azotea

Cubierta ajardinada como aislante térmico y acústico

Se requiere una impermeabilización del techo y la instalación de una barrera contra las raíces y una membrana de drenaje. Resulta necesario un sistema de riego, que variará en función de si la vivienda se encuentra en una región lluviosa o seca. Conviene plantar ejemplares autóctonos o adaptados al clima del lugar, que consuman poca agua y sean resistentes a altas temperaturas.

Alfons entura, arquitecto y miembro del área técnica de GBCe (Green Building Council España, o Consejo para la Edificación Sostenible en España), señala una forma de aportar circularidad a esa instalación basada en un caso real en el que ha trabajado: “Al demolerse un edificio para construir una nave nueva se excavó el suelo. La tierra obtenida se utilizó como sustrato de la cubierta ajardinada en un bloque cercano”. La reutilización de un recurso existente de proximidad. Algo inservible se convierte en materia prima.

 

Placas fotovoltaicas para energía renovable

Una comunidad solar se forma cuando en el tejado se instalan placas solares para generar energía renovable y compartirla con los inquilinos del edificio, pero también con vecinos y pequeños comercios del barrio. Los dos únicos requisitos son que la azotea tenga una superficie mínima de 250 m², y que los beneficiarios que quieran engancharse a la comunidad se encuentren en un radio de 500 metros. Los paneles fotovoltaicos se pueden instalar en un bloque de viviendas, pero también en otros edificios, como estaciones de servicio, colegios o centros médicos, tanto en grandes ciudades como en pueblos.

Alfonso Flores, responsable de estrategia en Repsol Solmatch, señala las ventajas de estas comunidades solares. “Parte de la electricidad que recibe el consumidor es de kilómetro cero, una energía de origen local que no solo es más barata, sino que se genera en su propio pueblo o barrio”. En las cerca de 300 comunidades solares gestionadas por esta compañía, el 15% de la energía que reciben los hogares procede de placas solares situadas en un edificio cercano, mientras que el resto se completa con energía 100% renovable. En función del tamaño del tejado y de las horas de sol, a cada comunidad se pueden enganchar de media unos 80 hogares, en los que no es necesario realizar ninguna instalación ni obra previa.

 

Huerto comunal para la convivencia

La azotea se puede aprovechar para cultivar verdura y fruta de proximidad. Si bien la producción no es muy grande, el huerto también sirve como un lugar de socialización entre vecinos y tiene un valor pedagógico para los niños. Con los residuos orgánicos generados en las viviendas se obtiene compost para abonar la tierra. El arquitecto Ventura señala el aspecto social y didáctico (“que circule la información, el conocimiento se pierde si uno lo guarda en casa”), pero aboga más por mantener o fomentar la creación de huertos en la zona periurbana de las ciudades. Productos de cercanía y con rentabilidad económica.

Un parque con columpios

Zonas comunes

Una depuradora para la comunidad

Existen varias formas de tratar las aguas grises (lavabo y ducha) que se generan en un bloque de viviendas. Un sistema de depuración biológico formado por bacterias y microorganismos aeróbicos permiten la degradación y la transformación de la materia orgánica. Se produce en un tanque cilíndrico con forma de depósito. Si se cuenta con más espacio, se pueden instalar unas plantas que depuran el agua de forma progresiva en un proceso que se conoce como fitodepuración. Recrea el funcionamiento de los humedales con balsas artificiales pobladas de plantas en flotación.

Tras el proceso de depuración se puede utilizar el agua para regar el huerto urbano o la cubierta ajardinada o para llenar las cisternas de los inodoros. El tamaño de la depuradora depende del número de viviendas y se ubica en un cuarto de instalaciones de entre 10 y 20 metros cuadrados. Las aguas ya no viajan a través del alcantarillado a la planta depuradora que sirve a toda la ciudad sino que se tratan en el mismo edificio.

 

Lavandería para ahorrar energía y espacio

El cuarto de lavadoras y secadoras, si no hay espacio para tender la ropa en el exterior o la zona es lluviosa, permite reducir el número de electrodomésticos, por lo que se obtiene el mismo servicio con menos recursos. El tiempo que la lavadora está en funcionamiento es mayor, lo que implica una optimización de un bien ya existente. Si se avería, la reparación corre a cargo de la comunidad, por lo que resulta menos gravoso. Se puede instalar un sistema con el que cada vecino pague por la energía consumida. Las cestas en las que se transporta tanto la ropa sucia como la limpia se guardan en este espacio común, lo que ahorra espacio en las viviendas.

 

Taller de reparación para compartir herramientas

De este modo se reduce la compra de taladros, destornilladores o llaves para el montaje de muebles o instalaciones eléctricas. El espacio actúa como un taller de reparación de aparatos eléctricos o electrónicos. Al ser común se fomentan las relaciones entre los inquilinos del edificio, de tal manera que un vecino puede pedir ayuda a otro en la reparación de una lámpara o en la limpieza de una plancha obstruida por la cal.

 

Punto limpio para reciclar adecuadamente

Consiste en habilitar varios cubos en el taller común de reparación para depositar residuos de aparatos eléctricos y electrónicos y otros desechos como bombillas rotas, pilas gastadas, etc. Un pequeño punto limpio dentro de la finca. Como los Ayuntamientos programan recogidas, se trata de ponerse en contacto para que cada cierto tiempo se lleven estos desechos y los traten de forma adecuada. Otra opción es que un vecino se encargue cada tres meses de llevar los residuos a un punto limpio oficial cercano.

 

Zona infantil con elementos reciclados

Con la granza que se obtiene de reciclar los envases de plástico se fabrica mobiliario urbano como bancos y atracciones de un parque infantil como columpios y toboganes. Existen empresas que dan 25 años de garantía contra el agrietamiento o el astillamiento y sin necesidad de realizar ningún mantenimiento. Aquí convergen el reciclaje (convertir antiguos residuos en materias primas) y la durabilidad de los elementos (mantener el valor de los recursos tanto como sea posible).

Una mujer y un niño en el sofá

Interior de las viviendas

Vivienda modulable para adaptarse a los cambios

La flexibilidad en pos de la durabilidad. La arquitectura circular aboga por incluir elementos provisionales aunque se usen de forma permanente. Se pueden instalar tabiques móviles para adaptar la casa a cambios futuros como el nacimiento de hijos o la llegada de personas mayores. El arquitecto apunta a particiones de cartón yeso por encima del solado a diferencia de los tabiques de ladrillos, que no son móviles y dejan la marca en el suelo. Para oficinas recomienda mamparas atornilladas fáciles de cambiar.

 

Separación de elementos para reciclar

Cuando se quiere realizar una partición en una vivienda, Ventura recomienda utilizar tabiquería en seco, bien de cartón yeso o de arcilla, o incluso elementos industriales que permitan un fácil desmontaje y que se pueden reutilizar, como mamparas de aluminio o de madera. El arquitecto señala otro elemento de construcción muy antiguo, las tejas, utilizado en los tejados y que tiene una tasa de reutilización del 80%.

 

Altura de los pisos para permitir múltiples usos

La arquitectura circular aboga por mantener el valor de los recursos el mayor tiempo posible sin necesidad de realizar grandes obras o demoliciones. Ventura, el arquitecto, aboga por diseñar las casas con una altura superior a los 2,50 metros que obliga la normativa para que si en un futuro el bloque de viviendas se quiere convertir en oficinas o en un comercio no haya impedimentos para instalar luces específicas o conductos de aire acondicionado. La energía necesaria para climatizar espacios más grandes se compensa con un buen aislamiento del espacio y el uso de sistemas de calefacción y aire acondicionado eficientes.

Fachada

Fachada

Jardín vertical para combatir las temperaturas extremas

La vegetación impide en invierno que el viento entre en contacto con la fachada por lo que el interior tarda más en enfriarse. Cuando hace calor el jardín para los rayos del sol. La cobertura vegetal purifica el aire y atrapa el polvo suspendido.

Para instalar un jardín vertical, primero se ha de impermeabilizar el edificio y protegerlo de filtraciones. Hay algunos mantos vegetales grandes y sofisticados como el de CaixaForum (Madrid), que se sujeta sobre cinco estructuras de tuberías que sustituyen la tierra. Las raíces se anclan en el interior, por donde circula el riego.

Existen otras fachadas ajardinadas formadas por paneles encastrados de vegetación ya desarrollada. Se fabrican con plástico y con unas telas, en las que vivirán las plantas y de donde obtendrán el agua. También hay jardines construidos con recipientes de plástico a modo de maceteros, todos anclados a la pared. El arquitecto especialista en edificación sostenible recomienda que esos maceteros que albergan las plantas se reemplacen con facilidad en el caso de que se degraden sin necesidad de modificar la fachada o realizar una obra importante.

 

Materiales reciclados para reducir el uso de materias primas

La arquitectura circular aboga por reciclar lo máximo posible cuando se realiza una reforma o una demolición y por utilizar elementos nuevos con un alto contenido de material reciclado. Existen aislantes térmicos de lana de vidrio que utilizan hasta un 70% de vidrio reciclado. También se emplean tableros que ejercen de aislante térmico y acústico y que cuentan con una gran cantidad de material reciclado como los de celulosa, algodón con fibras termofusibles o aglomerado.

En lo que respecta a materias primas utilizadas en construcción que resultan fáciles de reciclar destacan el aluminio, el acero y la madera. Ventura recuerda no añadir revestimientos tóxicos o perjudiciales para el medio ambiente como ciertas pinturas o adhesivos, que estropeen un buen material en lo que a reciclaje se refiere.

 

Publicado en El País